Dilatación
Las contracciones uterinas son breves y separadas por intervalos de diez a veinte minutos. Al final de esta etapa, que puede durar de seis a trece horas, las contracciones ocurren cada tres o cinco minutos, son más intensas y duran más. Las contracciones iniciales contribuyen a preparar al organismo materno para el nacimiento del bebé, puesto que provocan la dilatación del cuello uterino.
En este sentido, el cuello del útero se ensancha progresivamente llegando a borrarse debido a la presión que ejerce el feto a la acción que realiza la bolsa de agua y a las propias contracciones. Existen dos fases:
a) De lactancia o Pasiva: El cuello uterino se borra, pero la dilatación es muy pequeña (aproximadamente 2 o 3 centímetros). Las contracciones son irregulares y de poca intensidad (de 30 a 35 segundos y repetidas cada 56-60 minutos). Durante la dilatación pasiva, en la que se dilata de 0 a 3 centímetros, las contracciones se producen de forma irregular y con una intensidad media, cabe destacar que el dolor de las contracciones varía en cada mujer.
b) Activa: Las contracciones se hacen más frecuentes y regulares (cada tres minutos). La duración también aumenta (40 a 45 segundos). Asimismo, en la dilatación activa el cuello del útero se dilata de 3 a 10 centímetros. Las contracciones serán más intensas, en etapa del parto es cuando se administra la anestesia epidural si así lo desean las mujeres que no quieren sentir dolor al momento del parto.
Debido a la estructura de las fibras musculares que constituyen el tejido del útero, las contracciones conseguirán abrir el cuello que se encuentra cerrado en un principio, pero completamente dilatado al final del proceso. Y, cuando el cuello ya se ha dilatado por completo, la cavidad uterina forma un canal único con el conducto vaginal y la cabeza del feto es empujada por las contracciones del útero hacia la vagina.
No obstante, en esta fase el feto va descendiendo lentamente y se introduce en la pelvis. Su cabeza queda encajada. En el momento en que el cuello uterino ha logrado su máxima dilatación, de aproximadamente 10cm acaba esta etapa. Su duración generalmente es entre 6 y 12 horas en las mujeres primípara y multípara de 3 a 6 horas.
En otro orden de ideas, en mujeres primímaras, el borrado del cuello del útero y la dilatación puede durar varios días, durante este tiempo, el cuello de la matriz tiene que ensancharse totalmente para permitir la salida del bebé. El borrado consiste en el acortamiento del cuello del útero, una vez que ha sucedido esto, comienza la etapa de la dilatación, que a su vez se divide en dilatación pasiva y dilatación activa.
Las mujeres dilataran de 0 a 10 centímetros en todo el proceso, y esto no sólo lleva su tiempo, sino que además viene acompañado de contracciones. Esta etapa de dilatación es conveniente vivirla en casa o en un ambiente tranquilo fuera del hospital. Las embarazadas deben intentar distraerse, darse una ducha, ver una película e incluso dormir para ganar fuerzas suficientes para el parto. Hasta que las contracciones no se produzcan cada 5 minutos durante al menos, un período de una hora no es aconsejable acudir al hospital.
Expulsión
Una vez alcanzada la máxima dilatación comienza el proceso de expulsión, a través del cual sale el niño al exterior. Se caracteriza esta etapa por el movimiento gradual del bebé, a través del conducto natal y puede durar de veinte a noventa minutos.
A la fuerte contracción que padece la madre se agrega ahora la urgencia de descargar o de impulsar al bebé hacia la abertura vaginal. La acción de descarga se complementa con la tensión voluntaria de los músculos abdominales. Esto permite que el médico ejerza control sobre el ritmo de los movimientos fetales, para lo cual puede indicarle a la madre cuándo impulsar y cuándo debe relajar.
Por otro lado, el feto va realizando una serie de movimientos que facilitan su salida. Estos movimientos comienzan con una rotación que va acompañada por el descenso; la cabeza, al mismo tiempo que desciende hacia la pelvis, gira sobre sí misma hasta colocar la nuca contra el pubis, esta rotación dependerá de la posición inicial de la cabeza del feto.
Cuando la cabeza alcanza la vulva, ésta se entreabre y puede verse cómo se insinúa la cabeza fetal, y se dice que la cabeza del niño está coronando. En este momento las contracciones se hacen cada vez más intensas, frecuentes y duraderas, y en cada una de ellas el perineo se distiende al igual que el orificio anal.
Para acelerar el proceso, la parturienta puede colaborar de la siguiente manera: al iniciarse una contracción llena sus pulmones de aire, cierra la boca y hace fuerza con la musculatura del abdomen (como si quisiera defecar), manteniendo este esfuerzo mientras dura la contracción. En el intervalo entre contracciones la mujer puede relajarse y respirar profundamente para recobrar fuerzas.
La cabeza irá emergiendo apareciendo primero la frente, luego la nariz y, por último, el mentón. Cuando la cabeza del niño aparece al exterior los hombros tienen que atravesar la pelvis, por lo que es necesario producir una nueva rotación para que el feto quede mirando hacia la parte interior del muslo. Así, el hombro se sitúa arriba y otro abajo aprovechando salir la parte más ancha de la pelvis. Durante este período las contracciones continúan con una frecuencia de dos o tres minutos aproximadamente y una duración de 45 a 60 segundos.
Su duración suele durar entre media hora y hora y media.
Nacimiento
Es la expulsión completa del feto, que se realiza rápidamente, y cuando el niño ha sido extraído, por lo general, profiere un grito, llamado grito de nacimiento, una vez que se le despejan las vías respiratorias. Si esto no ocurre, el frotamiento suave de la espalda frecuentemente provoca el funcionamiento de los pulmones. Por otro lado, a pesar de que el niño ya se encuentra fuera sigue ligado a la madre mediante el cordón umbilical, por lo que, una vez que el bebé está fuera se procede a pinzar y, posteriormente, a cortar el cordón umbilical. Este se corta y se liga a dos o tres centímetros de la piel abdominal. Su duración son unos minutos.
Alumbramiento
Entre los diez y los quince minutos después al nacimiento se produce la expulsión de la placenta, las membranas y parte del cordón gracias a las contracciones uterinas que continúan después de la salida del niño. La placenta se desprende del útero y es expulsada como sustancia postnatal, es de resaltar, que esta fase marca el final del parto.
Es de acotar, que el médico realizará un masaje en el bajo vientre y presionará para poder extraer la placenta, además, pueden incluso pedir que la mujer puje un poquito más para que pueda salir el órgano donde el feto o bebé ha vivido durante las 40 semanas de embarazo. La placenta ha protegido y llevado los nutrientes necesarios al feto, es un órgano membranoso lleno de venas y a estas alturas, después de toda la gestación ya está envejecida. Luego realizarán unos puntos que posteriormente se caerán y con los que se debe llevar una cuidada higiene para evitar que se infecten.
Igualmente, esta es examinada totalmente para determinar si está completa, puesto que cualquier parte de ella que quede dentro del cuerpo de la madre puede provocar una infección o hemorragia, pero, con la ayuda del médico se consigue que esta expulsión sea completa. Su duración es de unos 10 minutos.
Cabe destacar, que el embarazo y el parto han llegado a su fin, ya las madres tienen entre tus brazos a su bebé recién nacido que necesita todo su cariño, atención y cuidados, y donde ahora comienza una nueva etapa de su vida en la que se enfrentan a nuevos retos, el primero de todos ellos será la lactancia materna.
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